El panorama económico actual presenta connotaciones muy
variadas, aspecto este que condiciona que los diferentes agentes económicos
estén interesados en la obtención de información de muy diversa índole para
tomar decisiones de carácter muy diverso. Por ello, la información solicitada
por los usuarios contables puede ser de distinta naturaleza y referirse a
distintos sujetos económicos. De ahí, que puedan distinguirse, entre otras, las
siguientes áreas contables, tomando como base los ámbitos de aplicación que
estableció Richard Mattessich.
Microcontabilidad
Contabilidad de la empresa
Contabilidad del sector público
Contabilidad de las unidades de consumo y organizaciones sin
fines de lucro
Macrocontabilidad
Contabilidad nacional
Contabilidad de las transacciones interindustriales
Contabilidad de los flujos monetarios y crediticios
Contabilidad de la balanza de pagos
A continuación, someramente se analizan estas áreas.
Microcontabilidad
Emite información de las familias, empresas, sector público
y organizaciones sin fines de lucro, es decir, de las distintas unidades que
componen el sistema económico.
Contabilidad de las
unidades de consumo o familias
Se ocupa de la distribución de la renta familiar entre los
miembros que la integran. Apenas tiene importancia ya que para su elaboración
no se precisa organización contable.
Contabilidad de las
organizaciones sin fines de lucro
Cuanto más avanzada está una sociedad más se ocupa de
actividades de interés general como educación, investigación, deportes,
asistencia sanitaria y social, o cualesquiera otras que tiendan a promover el
bien común. Así, en los últimos tiempos, en los países más adelantados, estas
organizaciones (fundaciones, asociaciones, etc.) han proliferado
considerablemente y la gama de servicios que prestan cada vez es más extensa.
El aumento de su peso específico en la economía ha fomentado
el desarrollo de esta rama de la contabilidad. Cada día son más numerosos los
grupos y personas que muestran interés por la misma: donantes, órganos de
control, beneficiarios, Administración Pública, etc., ya que les orienta sobre
su funcionamiento y la eficacia de su gestión.
Estas entidades generalmente destinan sus recursos a prestar
bienes y servicios sociales, pero no para lucrarse ellas, sino para que el
mayor sector posible de la sociedad disfrute de sus «cualificadas»
prestaciones. De tal modo, que el éxito o fracaso de la gestión de estas organizaciones
obedece a la cantidad de necesidades que hayan cubierto y a la calidad de los
servicios prestados. Para conocer en qué medida, la organización ha cumplido su
misión se requiere un sistema contable que indique los objetivos a alcanzar
(número de servicios sociales a prestar y calidad de los mismos), compruebe
periódicamente los recursos disponibles y la correcta gestión de éstos para el
logro de los objetivos establecidos.
En suma, los entes pertenecientes a este ámbito dispondrán
de un sistema de contabilidad financiera y sería deseable que también contaran
con un sistema de contabilidad de gestión (para la diferenciación de estas dos
ramas contables, véase lo expuesto al respecto en el siguiente epígrafe).
Contabilidad de la
empresa
Esta área siempre ha ocupado un lugar destacado, tanto a
nivel doctrinal como profesional, debido al vital papel que desempeñan las
empresas en la realidad económica. El hecho de que estas unidades creen más o
menos riqueza repercute en la totalidad de la economía. De ahí que sea
considerada el núcleo de la contabilidad.
La información relativa a la empresa puede centrarse en la
circulación económica que se produce al realizar la entidad operaciones y
transacciones con el mundo exterior, o bien circunscribirse al marco de la
circulación económica que se genera en el seno de la empresa como consecuencia
de la transformación de unos bienes y servicios en otros bienes y servicios de
diferente naturaleza. En el primer caso, se hará referencia a la contabilidad financiera
y en el segundo a la contabilidad de gestión.
La información emitida por la contabilidad financiera será
objeto de difusión al mundo exterior y, por ello, se hace accesible a un amplio
conjunto de usuarios que puedan emplearla para tomar decisiones de muy diversa
índole. Por contra, la información emanada de la contabilidad de gestión se
restringe generalmente al ámbito interno de la entidad para tomar decisiones
tendentes a mejorar su gestión.
Contabilidad
financiera
La contabilidad financiera, también llamada contabilidad
general o contabilidad externa, es la que se ocupa de registrar aquellas
operaciones que relacionan a la empresa con el exterior y suministra datos a
los usuarios externos e internos.
La contabilidad financiera emite datos que se plasman en
estados contables que son objeto de difusión pública. En éstos, la empresa ha
de informar del patrimonio, constituido por recursos económicos y financieros,
con los que cuenta en una fecha determinada y del beneficio, o pérdida, obtenido
en cierto período de tiempo. De esta información se derivarán decisiones por
parte de los inversores, la Administración Pública, los sindicatos, los
gestores de la empresa, etc.
Indudablemente, en una determinada fecha, la empresa dispone
de cierto patrimonio, pero éste se ve modificado tras la realización de una
serie de operaciones como pueden ser la venta de sus productos, que le concedan
un préstamo o alquile un local. Por este motivo, y dada la incidencia que estas
variaciones pueden tener en la riqueza de otros, la unidad empresarial ha de
difundir esta información con carácter periódico.
Para la elaboración de estos datos, expresados en unidades
monetarias, se sigue un método específico. Partiendo del patrimonio que tiene
en un momento 1, registra todas aquellas transacciones que la relacionen con el
entorno desde el momento 1 al momento 2 y así poder calcular el beneficio, o
pérdida, logrado en ese intervalo de tiempo y el patrimonio –o riqueza– con que
cuenta en el momento 2.
Son requisitos primordiales la objetividad y la
credibilidad. Para que la información jurídica sea útil y consensuada es
imprescindible que esta información sea objetiva, ya que son muchos los
contables que la elaboran y muchos los usuarios que la toman como punto de
referencia. Además, este rasgo permite comparar datos entre distintas empresas
y entre fechas diferentes. La veracidad de los datos es fundamental para
cualquier destinatario, por eso ha cobrado tanta importancia en nuestra
sociedad la figura del auditor.
Contabilidad de costo
o de gestión
Cierta información puede transcender al exterior de la
unidad económica, pero normalmente sólo es utilizada internamente para que
tomen decisiones sus gestores.
Cualquier empresa para llevar a cabo su actividad ha de
consumir materias primas, electricidad, mano de obra, utilizar determinadas
máquinas e instalaciones... Gradualmente, mediante la realización de distintas
actividades, todos estos factores que han intervenido en el proceso productivo
se han ido transformando hasta lograr los productos o servicios deseados. Más
tarde, estos productos o servicios se colocarán en el mercado a través de su
venta.
La contabilidad de costos, conocida también como analítica,
industrial o interna proporciona a la organización datos periódicos sobre las
materias primas empleadas, el desgaste experimentado por las máquinas, las
horas de mano de obra empleadas, tiempos ociosos, precios de venta, stocks
existentes en almacén en su proceso productivo, etc. De este modo, los responsables
de la empresa podrán conocer el coste de los productos fabricados o de los
servicios prestados, los costes correspondientes a cada departamento y sección,
así como los resultados logrados por cada línea de productos y en cada
departamento.
Esta información pretende medir la productividad lograda por
la unidad empresarial en un intervalo de tiempo y orienta a los responsables de
la misma ante cuestiones como: si debe aceptar o no un pedido, si sería
rentable lanzar un nuevo producto o comercializar en nuevos mercados, etc.
En las últimas décadas, el entorno económico ha
experimentado profundos cambios (por competencia, progresiva descentralización
y profesionalización, globalización, etc.), realidad que ha provocado que la
contabilidad de costes, al centrarse en los costes, resulte indiferente a la
dirección de la empresa de cara a establecer políticas eficaces que reduzcan
sus problemas y le permitan gestionar adecuadamente sus recursos. Para una
conveniente planificación y correcto control, se hace patente la necesidad de
sistemas de control y dirección más avanzados que garanticen a la unidad
económica su supervivencia en el entorno fluctuante en que nos vemos inmersos.
Por ello, se desarrolla la contabilidad de gestión, área contable cuyo núcleo
viene constituido por la contabilidad de costes, pero cuyo contenido se expande
más allá de las fronteras de la contabilidad interna y, en cierta medida, como
consecuencia de su evolución.
Contabilidad pública
o contabilidad del sector público
De una forma genérica se podría decir que el sector público
está constituido por las empresas públicas y las Administraciones Públicas. La
contabilidad pública se ocupa del sistema contable de estas últimas, que al
prestar servicios públicos sin afán de lucro, presenta notables diferencias con
respecto a la contabilidad de la empresa.
La pieza clave de la contabilidad pública es el presupuesto,
en el que se plasman cifras previsionales de ingresos y gastos, así como su
posterior realización. Pero esta área no debe limitarse al presupuesto, lo que
ha venido sucediendo durante mucho tiempo. Su campo de aplicación debería
extenderse a niveles similares a los de la contabilidad de la empresa, puesto
que un gran colectivo precisa información de esta índole para adoptar
decisiones económico-financieras.
En el ámbito político, económico e institucional, interesa
–igual les ocurre a las empresas y a los ciudadanos en general– conocer el
resultado y el patrimonio nacional, y saber cómo se redistribuyen éstos, puesto
que la mayor parte de su financiación proviene de impuestos y otros pagos
obligatorios en los que todos colaboramos. Una peculiaridad muy importante es
que hay que rendir cuentas del presupuesto realizado, del patrimonio y de los
resultados ante un órgano de control externo; en nuestro país es el Tribunal de
Cuentas.
Por otra parte, cada día con mayor intensidad se reclama la
implantación de modelos de contabilidad de gestión en los entes pertenecientes
a este sector. De este modo, sus directivos estarán en condiciones de gestionar
más eficazmente los recursos de los que disponen y, además, los ciudadanos
podrían conocer el coste de los servicios que generan.
Macrocontabilidad
Si la información económica tiene presentes a todas las
unidades económicas que integran el sistema económico, entonces se habla de
macrocontabilidad. Puede referirse a una economía nacional o regional en su
conjunto.
Los datos que proporciona la macrocontabilidad valen a los
responsables de la política económica para tomar decisiones que potencien la
expansión económica de la nación o de la comunidad autónoma; aunque también son
útiles a los ciudadanos, a los demás países y a las restantes regiones.
Los fines perseguidos por la Macrocontabilidad y la Microcontabilidad
son análogos, pero entre ambas áreas existen grandes diferencias, que
principalmente radican en el campo de estudio y en la aplicación del método
contable.
La macrocontabilidad aborda y estudia aspectos concretos de
la realidad económica, con el fin de dar respuesta y contribuir a tomar
decisiones de distinta índole. Así, se distinguen modelos contables
macroeconómicos relativos a la renta nacional, las transacciones
interindustriales, los flujos monetarios y crediticios y a la balanza de pagos;
cada uno de ellos contempla la parcela referida en su denominación y para su
obtención se siguen procesos distintos.
La diferencia fundamental entre el ámbito micro y
macroeconómico radica en los datos contables, que en el caso de la
macrocontabilidad son las magnitudes macroeconómicas. En principio y
teóricamente, estos datos se podrían obtener sumando todos los provenientes de
las unidades económicas que componen el sistema, pero dada la heterogeneidad
del proceso de captación en cada una de ellas, la dificultad que entraña la
obtención de datos de las unidades de consumo, etc., se recurre a estimaciones
estadísticas y métodos econométricos.
Para la obtención de las macromagnitudes, se divide la
economía en ramas de actividad que engloban unidades productivas homogéneas, y
en sectores institucionales compuestos por las diversas instituciones
existentes en la economía. La macrocontabilidad se ocupa de informar acerca de
las transacciones económicas habidas entre los sectores desde una óptica
dinámica y no estática.
A fin de que la exposición resulte más clara, se va a hacer
una breve referencia al modelo de las transacciones interindustriales o modelo
input-output , formulado por W. Leontief en 1941, que describe las
interdependencias existentes entre los sectores que componen la vida económica
nacional o regional, así como las que se prevén en un futuro.
Así, si se programa un aumento en la construcción de casas, de
una forma más o menos directa, se está planeando también un incremento en la
producción de cemento, de vigas de acero, de madera y, en una palabra, de
cualquier materia prima necesaria para edificar. Pero, a su vez, la creciente
demanda de todas estas mercancías va a provocar una mayor producción de las
mismas, y así sucesivamente. De lo anteriormente expresado, se deduce que los
distintos sectores productivos están interrelacionados.
Este modelo resulta un instrumento adecuado y correcto,
siempre que se analice a lo largo del tiempo, para programar el desarrollo
económico de un país, ya que indica, en cierto grado, los sectores que deben
potenciarse y la dirección que hay que imprimir a la economía nacional para que
ésta resulte competitiva.
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