domingo, 8 de abril de 2012

El valor razonable según las NIIF





Una de las diferencias más destacadas de las NIIF respecto al PGC es la utilización, para algunas partidas, ya sea de forma obligatoria o voluntaria, del denominado valor razonable, que se define como el importe por el cual dos partes interesadas,  debidamente informadas e independientes:
  •  intercambiarían un activo, 
  • o bien cancelarían un pasivo.

En el gráfico 2 se pueden ver los criterios valorativos tradicionalmente utilizados en la información contable, según el Marco Conceptual. Ninguno de ellos, aplicado a todos los elementos de los estados financieros, satisface plenamente las necesidades de los usuarios, de manera que  es preciso escoger el que sea, en  cada caso, más relevante y fiable.

La aparición del valor razonable, que es, como el coste de reposición y el valor neto realizable, un tipo de valor basado en las condiciones presentes de las partidas,  tiene mucha relación con la disponibilidad de mercados organizados para ciertos  bienes, derechos o instrumentos financieros, donde se marcan de manera casi continua precios públicos, que todos los interesados conocen.

Si los mercados funcionan bien y marcan precios sin riesgo, las informaciones sobre las cotizaciones de los elementos intercambiados en ellos  son muy relevantes para la toma de decisión, mucho más que el coste histórico. Por otra parte, si los mercados son activos y no comportan muchos costes de operación (intermediarios, impuestos,...), el valor razonable, el coste de reposición (precio de comprador) y el valor neto realizable (precio de vendedor) estarán muy próximos.

Cuando no hay un mercado activo, puede obtenerse el valor razonable recurriendo a transacciones sobre elementos que tengan características similares (es el caso de los inmuebles situados en un mismo barrio o calle), o bien simulando el comportamiento del mercado a través de modelos de valoración (por ejemplo, se puede saber el precio que alcanzaría un instrumento de deuda pública a un determinado plazo utilizando los tipos de interés que representan el rendimiento de  otros instrumentos emitidos que venzan en fechas próximas).

Las NIIF han introducido, por motivos de utilidad, el valor razonable en la medición de ciertas partidas del balance, lo que implica también que la información debe revisarse cada vez que se presentan estados financieros, puesto que los incrementos del valor razonable de un activo llevado al valor razonable son ingresos (ganancias), mientras que los decrementos son gastos (pérdidas).

GRÁFICO 2: El Valor Razonable


El valor razonable se utiliza obligatoriamente  en todos los instrumentos financieros que la empresa posea, salvo que sean préstamos o partidas a cobrar  originados por ella (por ejemplo no se utiliza en las partidas de clientes) o bien sean instrumentos de deuda mantenidos hasta el vencimiento. No obstante, los cambios de valor en los instrumentos financieros se tratan de diferente forma en función de la intención que la empresa tenga respecto a los mismos. Así:

Si los instrumentos se mantienen para negociar continuamente con ellos, los cambios en el valor razonable son componentes del resultado neto, mientras que si solamente están disponibles para la venta, los cambios se pueden llevar al resultado neto o a una partida de los fondos propios, que se convertirá en resultado en el momento de la enajenación.

El valor razonable también se utiliza, de forma obligatoria, en la valoración de los productos agrícolas (trigo, maíz, patatas, etc.) y los activos biológicos (bosques, cabañas ganaderas, etc.). Los cambios en el valor razonable de estas partidas se consideran en todos los casos componentes del resultado neto del periodo.

Por otra parte, el valor razonable puede utilizarse,  de manera voluntaria, en determinados activos, como son:

·         Los elementos del inmovilizado material, siempre que se  pueda determinar el valor razonable de manera periódica, en cuyo caso la amortización se calculará sobre los valores expresados, y los incrementos  de valor por encima del coste histórico amortizado se llevarán a una cuenta de fondos propios, mientras que  las disminuciones se consideran resultados negativos;

·         los elementos del  inmovilizado inmaterial, cuya contabilización es similar al caso de los activos materiales, si bien es difícil encontrar mercados activos para la gran mayoría de los activos intangibles; y

·         las  propiedades inmobiliarias, en cuyo caso los cambios de valor se llevan a los resultados netos y la revisión de valor se debe hacer en cada fecha de balance.

Aunque las empresas tienen la posibilidad de utilizar voluntariamente el valor razonable, es necesario considerar los costes que supone tener que revisar continuamente el valor (por ejemplo los costes de las tasaciones de los inmuebles), así como la tradición contable del país en cuestión.

Por otra parte, la adopción de un modelo de valor razonable puede hacer que los resultados netos varíen por causas que quedan fuera del control de la empresa, por lo que se vuelven “volátiles”, razón por la cual no es de esperar que haya una propensión muy marcada por utilizar este criterio valorativo a ultranza.

En la tabla 1 puede verse un resumen de la aplicación del valor razonable en las NIIF, así como la imputación de los cambios de valor al revisar los saldos de las partidas. En el caso de las revalorizaciones obligatorias, se presume la existencia de mercado.

En el caso de las revalorizaciones voluntarias, los elementos materiales requieren la  existencia de mercado o la intervención de un tasador, mientras que los elementos inmateriales sólo se pueden revalorizar si existe un mercado activo que respalde los valores razonables.

TABLA 1: APLICACIÓN DEL VALOR RAZONABLE EN LAS NIIF
Aplicación
Partida de balance
IMPUTACIÓN DE LAS DIFERENCIAS DE VALOR
OBLIGATORIA

resultados
patrimonio
Instrumentos financieros para negociar
X

Instrumentos financieros disponibles para la venta

X
Productos agrícolas y activos biológicos
X

VOLUNTARIA
Propiedades inmobiliarias (mercado, tasación o modelo de valoración)
X

Inmovilizado material (mercado o tasación)
X (pérdidas)
X (ganancias)
Activos inmateriales (si hay mercado activo)
X (pérdidas)
X (ganancias)


Por último, las revisiones de valor de todos los elementos llevados a valor razonable deben hacerse en cada fecha de balance, salvo en el caso del inmovilizado material y los activos inmateriales debe hacerse regularmente, y los elementos deben ser depreciados y amortizados, a partir de los valores revisados, en cada fecha de  balance entre dos revalorizaciones.

Autor: José Antonio GONZALO ANGULO – Universidad de Alcalá

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